El clásico capitalino ha vuelto a dejar una gran historia por contar y otra vez será Olimpia el principal protagonista de la historia tras el agónico empate 1-1 ayer por la noche en Tegucigalpa.

Motagua, que fue mejor y tuvo el control del partido, tuvo miedo a ganarle a su máximo rival como ha venido sucediendo en los últimos años, totalizando ya 16 partidos sin poder derrotar al conjunto albo.

El gol de Luis Vega adelantaba al ciclón en el clásico pero Edwin Rodríguez daría el empate sobre el final del primer tiempo con un derechazo desde fuera del área y dejar 1-1 el juego al descanso.

En la segunda mitad fue un poco de cada uno, con una leve dominancia de Olimpia, que no radicó en una diferencia real entre ambos hasta que llegó el momento de la verdad.

El árbito Nelson Salgado marcó un penalti muy dudoso para Motagua luego de una mano (de rebote) de Julián Martínez en el área que fue el argumento para marcarlo sobre los últimos segundos del minuto final del agregado.

Agustín Auzmendi era el encargado de tirar. Con muchos nervios se le notó al argentino que tomó la pelota y respiró profundo en muchas ocasiones, algo que detectó Edrick Menjívar, experto en este tipo de ocasiones y demostrado en muchas ocasiones.

El tiro fue tapado por Edrick para darle el empate 1-1 a su equipo, con sabor a victoria, luego de los acontecimientos ocurridos. Auzmendi cayó al suelo destrozado y entre lágrimas ante el consuelo de todos sus compañeros que lo primero que hicieron es atender al delantero.

Esto sirvió solo para calmar las ansias ya que el empate estaba servido y el 1-1 final aumentó la racha de invicto para Olimpia a 16 partidos consecutivos contra Motagua.