El equipo mexicano se enfrentó ante el Alianza por la vuelta de los octavos de final de la Liga de Campeones de Concacaf en el estadio Universitario de Nuevo León, en un partido de locos que vio caer a un gran Alianza en el último suspiro.

El juego fue siempre del Tigres en todo sentido, tanto que empezó anotando muy temprano en el juego y llegando a estar 3-0 a favor y 4-2 en el global, prácticamente eliminando al Alianza.

Pero Alianza iba a aprovechar un momento de brillantez y un par de errores de los mexicanos, que lograrían convertir en goles a través de Portillo al 33' y 42' de la primera mitad, con los que de estaba clasificando y sorprendiendo.

La segunda mitad se jugó con la alta presión de Tigres, además de un estadio al que le llaman El Volcán por algo. Alianza debía jugar con toda esa presión, a la que se acostumbró y logró contrarrestar en base a un buen juego defensivo y ordenado.

La felicidad de los salvadoreños se iba a extender hasta los últimos segundos del juego, pero una falta innecesaria e infantil de Sánchez Cerén en el borde del área, dejaría la última chance a favor de los Tigres.

Lo impresionante e histórico en el partido lo iba a lograr Nahuel Guzmán, el arquero de Tigres que iba a anotar el gol de la clasificación al 94' tras un cabezazo.

Alianza luchó mucho y estaba sacando el mejor negocio posible, lo impensado y lo asombroso, pero el fútbol y sus incomprensibles situaciones lo dejaron fuera del torneo que nunca ha visto a un centroamericano sobresalir.