La selección de México, dirigida por Javier “Vasco” Aguirre, ha puesto su mira en alianzas deportivas estratégicas en Centroamérica para su planificación táctica y evaluación de jugadores de cara a sus próximos compromisos internacionales. En ese sentido, entre las posibilidades que se están explorando figura un partido ante Olimpia de Honduras, club con amplia tradición en la región. (Fuente original)

Este tipo de amistosos tienen múltiples objetivos:

Probar esquemas y variantes sin depender de los futbolistas que actúan en ligas europeas o de alto nivel.

Ofrecer minutos a futbolistas locales o emergentes para fortalecerse frente a torneos oficiales.

Establecer vínculos futbolísticos con clubes de Centroamérica y fortalecer lazos regionales.

Generar exposición mediática y escenarios de presión real para los jugadores mexicanos en territorios que, aunque distintos del nivel europeo o sudamericano, tienen rivales con compromiso intenso.

En el caso concreto de Honduras, el planteamiento del duelo ante Olimpia permitiría medir al Tricolor contra uno de los clubes históricos del país, con hinchada, trascendencia y presión local. Esto lo convierte en una prueba de tensión, aunque no en el ámbito de selecciones sino en un esquema tipo club vs selección.

Además, México ya ha manifestado interés en jugar en la zona en previas ocasiones. Se conoció que el 1 de julio está programado un amistoso entre la selección mexicana y Honduras en Houston, EE. UU., como parte de su calendario de preparación.

Para Honduras, enfrentar a México —incluso a nivel amistoso o enfrentamiento mixto— representa un espejo útil: poder medir el nivel de competencia ante una potencia de Concacaf, identificar debilidades e intentar afianzarse como selección competitiva en la región.