Londres, Reino Unido — El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha regresado al Reino Unido en el marco de su segunda visita de Estado, y el gobierno británico no ha escatimado en detalles: banquetes reales, alfombra roja y un despliegue militar de alto nivel fueron organizados con la clara intención de encandilar al controvertido líder republicano.

Según reportes oficiales, la visita tiene como objetivo fortalecer las relaciones diplomáticas entre ambas naciones en un contexto internacional cambiante, además de reforzar vínculos económicos ante posibles escenarios post-Brexit en los que un eventual segundo mandato de Trump podría ser determinante para el Reino Unido.

La ceremonia oficial incluyó:

Una recepción privada con miembros de la familia real, aunque el rey Carlos III no estuvo presente por motivos de agenda.

Un banquete de Estado con más de 200 invitados, incluyendo líderes empresariales, políticos conservadores británicos y figuras cercanas a Trump.

Desfiles militares y honores protocolares, con guardias reales en uniforme de gala y una presentación especial de la banda de la Guardia de Coldstream.

Trump, quien ha expresado admiración por la pompa británica en visitas anteriores, agradeció públicamente el recibimiento y aseguró que “el Reino Unido siempre ha sido un aliado firme y elegante de Estados Unidos”.

Esta visita llega en un momento clave para Trump, quien busca reforzar su imagen de estadista internacional mientras avanza su campaña hacia las elecciones presidenciales de 2026. Para el Reino Unido, se trata de una oportunidad diplomática estratégica: mantener buenas relaciones con quien podría volver a ocupar la Casa Blanca y moldear futuras políticas comerciales.

Además, el evento ha generado reacciones mixtas en la opinión pública británica, entre quienes celebran el acercamiento bilateral y quienes critican el uso de recursos públicos para recibir a una figura tan polarizante.