Estados Unidos | INTERFM | Lunes 7/10/2019

Cuando se reanude el juicio contra el excongresista 'Tony' Hernández este lunes, se espera una sala repleta en el tribunal después de tres días de testimonios explosivos que hubo la semana pasada, que incluyeron los datos de presuntos pagos multimillonarios de dinero de drogas, sobornos y multiples asesinatos.

El juicio se reiniciará con el testimonio de Darío Euraque, un hondureño que tiene un doctorado en historia de América Latina y el Caribe y a quien los fiscales han llamado para brindar testimonio de experto sobre Honduras.

Euraque es profesor en el Trinity College, en Connecticut, y autor de varios libros sobre Honduras, incluyendo ' Reinterpretando la 'República Bananera'. Se le pedirá que brinde contexto al jurado sobre el país.

Después de ese testimonio, vendrá el de uno de los testigos estrella de la fiscalía: Alexander Ardón, narcotraficante confeso y exalcalde de El Paraíso, Copán, en la frontera con Guatemala, un punto clave en la ruta del narcotráfico.

'Tony' Hernández se declaró inocente de los cargos, pero la fiscalía lo acusa de dirigir "una sofisticada organización patrocinada por el Estado que distribuyó cocaína durante años" y en el proceso convirtió a Honduras en "uno de los lugares más violentos del mundo."

El juicio ha captado la atención nacional en Honduras, provocando protestas pidiendo la renuncia del presidente Juan Orlando Hernández.

Ardón, o 'Chande', como se le conoce en su pueblo, podría ser uno de los testigos más peligrosos para Hernández. Según la acusación, Ardón "supuestamente usó su posición como alcalde para facilitar su propio tráfico de drogas y para imponer un" impuesto "a otros traficantes, haciendo millones de dólares en el proceso".

El alcalde de El Paraíso

Ardón fue acusado en el mismo caso el 23 de enero y se entregó a la DEA unos días después. Era un ganadero que con el tiempo se convirtió en narcotraficante y se desempeñó como alcalde de El Paraíso desde 2006 hasta 2014 cuando se vio obligado a abandonar la política debido a la creciente presión pública de sus actividades ilícitas.

Durante el tiempo en que Ardón era alcalde, El Paraíso era conocido por estar cerrado a los foráneos. Se erigió un puesto de guardia en la única entrada a la ciudad, rechazando el paso a personas sospechosas y, a veces, incluso a la policía.

Para mayor seguridad, Ardón era vigilado por numerosos guardaespaldas. La razón de tanta seguridad era bien conocida en toda la ciudad, pero mientras el dinero continuara fluyendo hacia la comunidad sin la violencia habitual asociada con el narcotráfico, muchos estaban 'bien' con eso.