Un fármaco en estudio revirtió el 93% de los casos graves de COVID-19
Se trata de un nuevo medicamento desarrollado por un equipo del Centro Médico Sourasky de Tel Aviv, que se encuentra en Fase II de investigación.
09 Aug 2021. 10:02 AM
“Esta es la medicina de precisión”. “Estamos muy contentos de haber encontrado una herramienta para abordar la fisiología de la enfermedad”. El profesor Nadir Arber y su equipo del Centro Médico Sourasky de Tel Aviv desarrollaron un fármaco para tratar el COVID-19 basándose en una molécula que estudió durante 25 años llamada CD24, que está presente de forma natural en el cuerpo.
El fármaco, que está en Fase II de investigación, revirtió el 93% de los casos de pacientes graves con COVID-19 tratados en varios hospitales griegos. Y los investigadores aseguraron que confirmaron los resultados de la Fase I, que se había llevado a cabo en Israel el invierno pasado, aunque aclararon que el estudio aún no se publicó en una revista científica ni fue revisado por pares.
Así y todo, creen que si se confirman los resultados, el tratamiento puede estar disponible con relativa rapidez y a bajo costo.
El fármaco se basa en una molécula llamada CD24, una pequeña proteína que está anclada a la membrana de las células y que cumple muchas funciones, incluida la regulación del mecanismo responsable de la tormenta de citoquinas.
Arber enfatizó que su tratamiento, llamado EXO-CD24, no afecta al sistema inmunológico en su conjunto, sino que solo ataca este mecanismo específico, ayudando a recuperar su correcto equilibrio.
“El objetivo principal de este estudio fue verificar que el medicamento sea seguro”, dijo el profesor a cargo del trabajo, quien enfatizó: “Hasta el día de hoy no hemos registrado ningún efecto secundario significativo en ningún paciente de ambos grupos”.
El equipo ahora está listo para lanzar la última fase del estudio, que se llevará a cabo en Israel y también podría requerir pacientes de otros países si el número allí no es suficiente.
“Esperamos completarlo para fin de año”, dijo Arber, quien llevó calma al aclarar: “Por muy prometedores que puedan ser los hallazgos de las primeras fases de un tratamiento, nadie puede estar seguro de nada hasta que los resultados se comparen con los de los pacientes que reciben un placebo”.