La selección nacional sub-23 jugó la final del Preolímpico anoche ante México en el estadio Akron de Guadalajara con el fin de cerrar con broche de oro su participación en este torneo.

La H perdió 5-4 en la tanda de penales tras el único fallo de Juan Carlos Obregón en el primero de la serie lanzado por los hondureños. Pero lo destacable en el partido es todo, o la mayoría, de Honduras. La mini H superó a México en cada aspecto del juego y por la mayoría del mismo, más allá de las repentinas oportunidades del conjunto local que no representaban mayor peligro.

El desempeño de los jovenes hondureños fue superlativo desde la creación de juego y oportunidades, confianza, emoción y estrategia. Tanto así se observó la diferencia que nuestros muchachos se pusieron a ganar el partido con un golazo de otro planeta de Edwin Rodríguez, el mejor jugador con la pelota del equipo. El del Olimpia dejó ir un bombazo con pierna izquierda y desde más de 30 metros lejos de la portería para clavar un tiro en un costado del marco del arquero mexicano. La H se ponía a ganar, justamente, la final del preolímpico.

Pero la 'mano peluda' es una característica del fútbol que siempre existirá, y más aún sin VAR. En un error en la salida de la defensa catracha, México aprovechó un balón que le quedó a su delantero JJ Macías, que no pudo definir tras una barrida futbolera del defensor José García, pero que el árbitro y muy pocos más lo vieron como un penalti. García se barre y toca el balón primero, por lo que muchos consideran que le sacó la pelota al mexicano, pero el jamaiquino vio otra cosa, peculiarmente en favor de México, como miles de otras veces en el tiempo y la historia. Finalmente fue el mismo Macías que anotó el gol del empate.

El partido terminó 1-1 y fue así durante los tiempos extra, donde la H tuvo dos jugadas claras para definir el partido en su favor. En los penales, el único fallo fue del delantero Obregón, mientras que los 9 penaleros restantes anotaron.

México se coronó campeón en su casa, en papel, pero la H conquistó Guadalajara con una dósis de fútbol, talento y corazón de campeón. Los campeones son los nuestros, digan lo que digan.