Régimen de China culpa a otros países por el origen del letal coronavirus
Beijing inicia una nueva narrativa: el COVID-19 no nació en un mercado húmedo chino, sino en productos congelados importados.
07 Dec 2020. 09:01 AM
El régimen chino quiere una nueva narrativa: el coronavirus que hasta el momento mató a 1.537.785 personas en todo el mundo -según datos registrados por Johns Hopkins University of Medicine- no nació en Wuhan, provincia de Hubei, sino que se originó en otras latitudes, otros países que lo exportaron a esa región.
Más precisamente, el virus que provoca la enfermedad COVID-19 fue transportado por paquetes de alimentos congelados que fueron exportados por otras naciones a China. El 28 de octubre pasado, Infobae ya advertía la intención de Beijing de borrar los registros que indicaban a aquella ciudad de 10 millones de habitantes como el epicentro del nuevo coronavirus.
“Nuestro conocimiento del nuevo virus se ha profundizado en los últimos meses, y dado que se descubrió que los crecientes brotes esporádicos en China estaban relacionados con productos importados de la cadena de frío de otras partes del mundo -incluidos Europa y el continente americano- en los cuales se descubrieron signos del coronavirus antes de Wuhan, plantea una nueva hipótesis: ¿el brote temprano en Wuhan se originó a partir de alimentos congelados importados?”, plantea el diario Global Times.
Lo que no explican los investigadores es por qué si el virus ya estaba en otras partes del mundo, el brote más significativo -y no controlado, ni informado a las autoridades sanitarias mundiales- se vivió en Wuhan y no en los países donde habría nacido.
Para el Partido Comunista Chino, la población de Wuhan bien pudo ser una víctima de otras naciones que esparcieron el virus por el resto del planeta. “Las infecciones repetidas causadas por productos importados de la cadena de frío y los informes sobre cómo se encontraron signos de coronavirus en otras partes del mundo impulsaron a los virólogos a pensar si Wuhan también era víctima de dicha ruta de transmisión”, señala el artículo del régimen.
Desde el inicio de la pandemia, China ha denegado acceso a investigadores independientes internacionales para determinar qué ocurrió en Wuhan y sobre todo saber por qué se demoró en informar sobre la letalidad del virus. La OMS ha quedado en la mira por haber estado presionada por el régimen chino cuando surgió el COVID-19.
Así, el régimen conducido por Xi Jinping intenta crear una nueva narrativa que la exculpe de la responsabilidad de no haber alertado al mundo a tiempo y de no haber tomado medidas para contener la propagación de la nueva cepa. En cambio, Beijing se abocó a acallar a los médicos que alertaban sobre la enfermedad respiratoria que estaba matando a cientos de pacientes en Wuhan. Será la nueva versión que intentará imponer China desde sus embajadas. Sobre todo, intentará que sea adoptada por aquellos países que más dependen de su dinero.