Una pregunta que se debería comenzar a hacer a nivel nacional desde lo directivo hasta el mercadeo, es si el clásico entre Olimpia y Motagua es realmente el "Superclásico" del fútbol hondureño.

No es posible creer que este el nivel del fútbol hondureño hoy en día, si lo es, estamos a un paso de quedar a la deriva desde un punto de vista global. Los países se ven obligados a evolucionar paralelamente a los tiempos y en Honduras parece ser que el deporte va quedando cada vez más al márgen de las exigencias reales que tiene en la actualidad.

El Motagua-Olimpia de ayer ha sido uno de los peores clásicos en los últimos años. De los 90' minutos, la pelota solamente estuvo en juego 40'. Eso quiere decir que los equipos perdieron 50 minutos de juego entre patadas, peleas, insultos, toques de balón intrascendentes, etc.

A eso se suma la cantidad de faltas durante el juego, 38 faltas fueron contabilizadas en las estadísticas oficiales del juego. Además solamente 1 tiro directo en todo el juego demuestra la pobreza del que se denomina "Supeclásico" solo por llamarle así y no en números y calidad.

La razón no deja de ser una incógnita para el que es futbolero. ¿Porque los dos equipos más ganadores de la historia del país proponen un fútbol tan desagradable y mezquino para el aficionado o amante del fútbol?

El deporte es lo que nos provoca felicidad y emoción a los aficionados y analistas deportivos en un país que vive en medio de mucha pobreza, violencia e impotencia. Los equipos deben programarse para promover el espectáculo deportivo y apoyando el deportivismo entre rivales y amigos. El fútbol es de todos y esa debe ser la campaña por la que todos los equipos de Honduras deben existir. Sin el fanático no son nada, no hace falta recordarles eso.